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Por Agustín Padrón-La primera vez que escuché el nombre de Juan Ramón Padrón fue en una conversación entre mi abuelo y mi padre.

Hablaban del hijo de Mateo Padrón, que era médico y había terminado la carrera, por lo que pronto vendría a El Hierro, a pesar de tener ofertas profesionales muy ventajosas en Madrid, Tenerife o Gran Canaria.

Y fue en mi casa donde pude verlo por primera vez, cuando vino a saludar a mis padres y a pedirles que me permitieran acompañarlo para enseñarle la vereda que va de Erese a las Casas del Monte. Recuerdo aquel trayecto, casi anocheciendo y lloviznando, mientras me hablaba de lucha canaria y su regreso a El Hierro.

Posteriormente fui alumno suyo en una academia en Valverde, donde estudié ciencias naturales, física y química. Después de clase, en alguna ocasión lo acompañé en su Peugeot blanco hasta Isora o San Andrés, donde siempre me hablaba de principios como la seriedad y la palabra dada, o bien de costumbres herreñas, tradiciones o la Virgen de los Reyes.
 También recuerdo que me pedía que llevara medicamentos a algunos vecinos sin recursos, en cajas de "muestras prohibida su venta".

Juan Ramón Padrón, el médico de El Hierro, se fue como vivió: sin molestar y de forma discreta, dejándonos a todos los herreños un poco huérfanos, especialmente en estos días tan especiales y en esta situación tan peculiar que nos ha tocado vivir.

Tuve la fortuna de conocerlo y aprender mucho de él, tanto en el ámbito personal como político. Mi entrada como concejal en el Ayuntamiento de Valverde coincidió con Juan Ramón Padrón al frente de la Alcaldía. Era la etapa de UCD y fue un alcalde con dura oposición, pero siempre apostó por "convencer antes que vencer".

Aun lo recuerdo bajando por la calle, tras comprar el periódico en el Bar La Noticia, y llegar a la puerta de las casas consistoriales, donde siempre comentábamos la actualidad del día y los problemas del día a día en nuestro municipio.
Juan Ramón Padrón fue alcalde, médico, amigo y herreño modélico y ejemplar. Su vocación y entrega por su profesión y por su isla fue lo que caracterizó su vida, con una entrega incondicional a sus paisanos, la vida municipal, sanitaria, cultural, deportiva...

Como alcalde realizó una labor encomiable. Como médico fue querido y recordado por todos. Y como amigo y compañero era inigualable. Recuerdo mi etapa como alcalde de Valverde, donde siempre tuve la oportunidad de contar con sus consejos, con sus opiniones y con sus críticas, siempre constructivas, bien argumentadas y fundamentadas en su experiencia y en su conocimiento.

Fue precisamente durante mi periodo al frente de la Alcaldía cuando tuvimos el honor de nombrarlo Hijo Predilecto del Municipio y perpetuar su memoria con una calle del municipio, un reconocimiento más que merecido que asumió con mucho orgullo, humildad y satisfacción. Recuerdo el acto institucional que celebramos para entregarle el título, que coincidió con una Bajada de la Virgen y que contó con la presencia de un invitado sorpresa: Victoriano Ríos, expresidente del Parlamento de Canarias, ex senador, compañero de profesión y amigo personal de Juan Ramón Padrón, con quien coincidió en su etapa de estudiante y fue compañero de anécdotas que me relató en numerosas ocasiones.

Estos días se ha ido un gran hombre. Un amigo y un herreño ejemplar. Tristemente no hemos podido despedirlo como se merece, debido a la situación que vivimos con el estado de alarma, aunque su recuerdo permanecerá siempre en la memoria de todos nosotros. Desde estas líneas me gustaría trasladar el pésame a su familia, un deseo que me consta es extensivo a todos los herreños. Su recuerdo, inolvidable, siempre estará con nosotros.

(*) Exalcalde de Valverde

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