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La Asociación ElHierro-Rural lleva solicitando una reunión con la Consejera de Turismo del Cabildo desde el 19 de octubre del año pasado, Sra. Lucía Fuentes y con el Pte. Sr. Alpidio Armas, para tratar diversos asuntos relacionados con el sector, sin haber recibido respuesta aún a dicha solicitud después de más de 4 meses. Son varios los asuntos urgentes y preocupantes que afectan al turismo rural los que hemos pretendido tratar en dicha reunión, en especial el hecho de habernos dejado fuera de las ayudas del Covid que ha concedido o está concediendo a las explotaciones turísticas afectadas de la Isla. Además, en casi 2 años de legislatura, nunca se ha contado con nuestra Asociación para las labores promocionales u otras cuestiones relacionadas con el sector.

Las explotaciones asociadas a ElHierro-Rural, como cualquier empresa, paga sus trimestres, liquidan el IGIC y hacen su declaración de la renta como legalmente corresponde. En tal sentido, no entendemos cual es la razón por la que se nos deja fuera de dicha subvención, cuando en varias reuniones mantenidas durante el estado de alarma con el equipo de gobierno, mientras tuvimos suspendida la actividad desde el 14 de marzo hasta el 1 de julio, se nos aseguró que no nos iban a dejar atrás. La respuesta que hemos obtenido de la Consejera Sra. Melissa Armas, es que al no tener personal dado de alta a la Seguridad Social, no tenemos derecho a dicha ayuda, algo que no comprendemos, pues no son los mismos criterios que utilizan otros cabildos, como los de La Palma y La Gomera, por poner 2 ejemplos.

Hay pocas actividades económicas en la Isla como el turismo rural que generen y muevan el desarrollo económico insular. Hay que tener en cuenta que un cliente de una casa rural empieza a gastar dinero desde que pisa El Hierro, al coger un coche de alquiler. Es un perfil de turista de poder adquisitivo medio o medio-alto que en la mayoría de las ocasiones almuerza y cena en restaurantes de la Isla. Además, visitan nuestros centros de visitantes, se dan tratamientos en el Balneario, hacen submarinismo o parapente, montan a caballo, alquilan bicicletas de montaña o solicitan los servicios de las empresas de senderismo para realizar rutas guiadas. Cuando se van compran souvenirs o artesanía de la Isla, además de productos como los quesos, las quesadillas, las piñas tropicales o el vino.

El sector turístico insular está herido de muerte con esta pandemia y en mucho peor situación está el turismo rural, donde después del cierre de playas y de los centros de visitantes decretado por el Cabildo insular a finales del mes de agosto, hemos sido testigos de una cascada de anulaciones de reservas, en primer lugar, y de faltas de reservas a continuación hasta estas fechas, donde estamos presenciando una situación jamás vivida por el sector en un periodo invernal, ni siquiera cuando la crisis galopante del 2008 o cuando la crisis sismo-volcánicanico del 2011.

Hay que recordar que la idea principal de permitir el uso turístico en los entornos rurales era el de preservar el patrimonio arquitectónico. Casas típicas de la arquitectura tradicional herreña que durante mucho tiempo vimos cómo sus propietarios demolían para construir una nueva edificación, evitando los costosos gastos de rehabilitación y mantenimiento de infraestructuras tradicionales hechas a base de piedra, madera y teja. Estas infraestructuras típicas de nuestras zonas de medianías aportan diferenciación, ese elemento tan importante para un destino turístico con un sello particular como el nuestro, que debe cuidarse por encima de todo, porque es lo que nos hace diferentes a las otras 6 islas del Archipiélago. Los propietarios han hecho frente a desembolsos importantes de dinero, en unos casos para rehabilitar viviendas heredadas y en otros casos para comprar y rehabilitar nuestro patrimonio histórico, habiendo adquirido hipotecas que están sufragando en la actualidad.

Vemos con suma preocupación, como algunos propietarios de establecimientos rurales de El Hierro, ante la delicada situación que vivimos, ya las dedican al alquiler fijo y otros piensan en venderlas, retirándolas de manera definitiva del mercado del turismo rural, algo que resta valor a nuestro destino turístico, un destino que siempre se ha caracterizado por primar el desarrollo sostenible, el contacto directo con los residentes y el valor etnográfico de nuestros privilegiados entornos.

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