Por David Cabrera de León.
Hace nueve meses, escribíamos sobre la urgente necesidad de un nuevo colegio para Valverde. Era diciembre, y la comunidad seguía esperando respuestas que no llegaban, promesas que se diluían en el tiempo, mientras el curso escolar continuaba adelante, arrastrando las mismas carencias de siempre. Hoy, con el inicio de un nuevo ciclo académico, la pregunta sigue en el aire.
La comunidad educativa de Valverde y las instituciones herreñas llevan desde el año 2011 señalando la urgencia de reemplazar un colegio que ya no cumple con los estándares mínimos de funcionalidad y modernidad, haciendo oír su voz y exigiendo un centro que esté a la altura de las necesidades actuales. No estamos hablando de un capricho o un lujo, sino del derecho a una educación de calidad en un entorno adecuado.
El Gobierno de Canarias se comprometió en el inicio de su legislatura a trabajar en este propósito y lo recordó en su visita a la isla el pasado mes de marzo, hace ya seis meses. A pesar de las reiteradas solicitudes, la respuesta ha sido siempre la misma: promesas y más promesas, pero ningún avance tangible. Mientras tanto, los estudiantes, personal docente y no docente, continúan asistiendo a un colegio que, después de casi medio siglo de servicio, está más que desgastado. Los problemas de infraestructura, la falta de espacio y la insuficiencia de recursos son solo algunos de los obstáculos que enfrentan a diario.
Sin hablar de las obras de accesibilidad del edificio que se pusieron en marcha en 2021 y aún no han finalizado. Lo que comenzó como una mejora rápida y efectiva para garantizar el acceso inclusivo a todos los estudiantes, se ha convertido en otro ejemplo más de la ineficiencia y la falta de compromiso. ¿Cuánto más se va a dilatar una obra que debió ser prioridad desde el primer momento?
Cada inicio de curso sin noticias concretas es un recordatorio de que la educación en la isla no está recibiendo la atención que merece. El compromiso con la enseñanza debe ser real y urgente. Se debe actuar ya, sin más dilaciones ni excusas. Es hora de que esa pregunta obtenga una respuesta clara y, sobre todo, una acción concreta.